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Conservación y restauración de las pinturas y revestimientos murales de la iglesia de San Miguel de Lillo, Oviedo - Asturias

Conservación y restauración de las pinturas y revestimientos murales de la iglesia de San Miguel de Lillo, Oviedo - Asturias

Periodo de ejecución: 2018 – 2020

Inversión: 700.940,59 €

Ficha técnica PDF

La iglesia de San Miguel de Lillo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985, está emplazada en la ladera meridional del monte Naranco, a las afueras de Oviedo. El templo es uno de los más destacados exponentes del “Prerrománico asturiano”, denominación que incluye un conjunto de monumentos erigidos entre los siglos IX y X en el primitivo Reino de Asturias que son representación de la cultura occidental en sus raíces altomedievales.

El edificio fue construido en el siglo IX por encargo del rey astur Ramiro I. A mediados del siglo XI sufrió un derrumbe parcial que dejó en pie solo un tercio de su estructura, correspondiente a la monumental fachada y el primer tramo de las naves. A finales de ese siglo o principios del XII, este fragmentario edificio se consolidó con una nueva fábrica que cerró los arcos diafragma de las naves laterales e incorporó una rudimentaria cabecera rectangular en la nave central. Este proceso constructivo configuró un edificio que se caracteriza por su reducida planta, en contraste con la gran esbeltez de sus bóvedas de cañón.

La intervención, promovida con la colaboración de la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Principado de Asturias, permitió en una primera fase la documentación gráfica de las pinturas, la caracterización de sus materiales, el análisis del biodeterioro y el estudio microclimático del inmueble. A continuación, se abordó la evaluación del estado de conservación de los vanos y diferentes elementos pétreos, la revisión estructural de paramentos y bóvedas, así como su estanqueidad. Los revestimientos no originales fueron eliminados, mientras que los morteros altomedievales y románicos se consolidaron en profundidad y se sellaron sus bordes perimetrales. Además se retacaron las juntas de mampostería y, solo en aquellas zonas imprescindibles para la correcta integración de los paramentos, se hizo una reposición de nuevos morteros de cal. Finalmente, se limpiaron minuciosamente todas las superficies, retirando abundantes concreciones y varias estratificaciones de cal que ocultaban el cromatismo original de la pintura. La reintegración pictórica no se contempló, ya que el criterio de la intervención era la conservación de la intensidad tonal y la forma del conjunto, sin completar sus numerosas lagunas. La imagen que ofrece ahora el interior conserva sus huellas históricas y respeta su integridad. Durante la ejecución del proyecto fue necesario acometer una intervención de emergencia al objeto de solventar problemas estructurales que afectaban a varios puntos del templo. Estas obras han supuesto una inversión de 36.977,77 €.

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